Retorno a las pistas.
Decidí retomar este blog como una forma de retomar también la cocina, que tenía abandonada hace mucho tiempo.
Siempre me ha gustado más lo dulce que lo salado, y ayer probé un riquísimo kuchen invento de una tía que tiene manos de monja: masa blanda, mermelada de ciruela, manjar y almendras tostadas.
Vengo siguiendo hace tiempo un blog fundamentalmente de repostería, chileno, absolutamente recomendable: Mundo de Dulcinea, todas recetas probadas y con fotos, como es lo ideal. En repostería se dice que hay que tener mucho cuidado con las cantidades señaladas en la receta, deben ser exactas, pero yo he seguido algunas recetas al pie de la letra y aún así las cosas no salen bien, y claramente fue por exceso o falta de ingredientes. Como dice el refrán popular, "la práctica hace al maestro".
Mi primera incursión en repostería fue como a los ocho o nueve años, un queque con un huevo, de un libro para niños, en realidad, para niñas, de la muy conocida en aquella época Laura Amenábar. Me he inclinado por lo dulce siempre, pero la necesidad me llevó en la juventud a ampliar el repertorio.
Entonces, ¡a seguir leyendo, aprendiendo y cocinando!
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